jueves, 18 de octubre de 2007

La interesante historia liberal y no confesional del Socorro

Cuando me refiero a la interesante historia liberal del Socorro, no me refiero a la historia doctrinaria del hoy muerto partido liberal, estoy referenciando la importante alineación que sus gentes, especifícamente en el siglo XIX tuvieron para con las ideas de libertad política y por ende autonomía ética en sus expresiones sociales. Entendidas estas, como la posibilidad de cada individuo de prácticar creencias que ha bien tuviera, siempre y cuando no correspondiera a la imposición de otro y para otros.

En este sentido es bien llamativo el caso de los distinguidos vecinos de la Precursora Ciudad de Socorro, es decir los habitantes del municipio de San Gil, quienes contrario a lo que uno podría suponer de pobladores oriundos de la antigua Provincia de Socorro, reconocidos por su espíritu arrogante que tanto sirvió para la causa independentistas, hoy se sientan orgullosos de ser sede de curia diocesana.

Ante todo es un merito que no les pertenece - si a eso se le puede llamar merito- puesto que San Gil es asiento de sede porque los socorranos asi lo dispusieron, más no porque se la hayan arrebatado, como erronéamente los distinguidos vecinos lo creen . Veámos.

La ciudad Procer de colombia nunca ha tenido especial inclinación hacía las cosas transtornates del culto. Así quedó plasmado cuando en 1810 expulsaron a los Frayles Capuchinos, que con tanto esfuerzo les había costado su implementación en la villa 25 años atrás. Y todo porque dichos frayles contrariando a su misión, dieron posibilidad para que los españoles de la época masacraran al pueblo que les había dado cobijo. En 1816 y durante la reconquista se reinstalan estos frayles, pero ya sin el apoyo de la población, no tienen otra opción que marcharse definitivamente de la que pronto sería el eje fundamental de la campaña libertadora en el entonces reconquistado virreinato de la Nueva Granada.

Recien declarado el Estado Libre e Independiente de Socorro y promulgada su constitución el 15 de agosto de 1810, ante discusiones sobre la institución del patronato existente entonces entre el Vaticano y el Rey de España, pero que ahora los próceres consideraban legalmente trasmitida al nuevo Estado en cabeza del Gobierno de la Junta Suprema en Bogotá, los obispos de la época se declararon en total rebeldia del nuevo gobierno y solicitaron ayuda al Vaticano para que este no reconociera los supuestos derechos de la nueva junta de gobierno como efectivamente sucedio.

En esta situación el canónigo Andrés Rosillo oriundo de Socorro y quien ya tenía una compleja e intensa influencia al interior del movimiento independestista de Bogotá, propuso en la ciudad de Socorro la creación de un Obispado para la provincia más industriosa del entonces extinguido virreinato. Este nombramiento en cabeza del propio Rosillo concretó definitivamente la idea de creación de un Obispado en Socorro sin injerencia vaticana, y aunque dicho ensayo, por descuido del propio Rosillo, no duró mucho tiempo, si es de rescatar el nivel político alcanzado por los Socorranos de entonces quienes convinieron en separar las funciones de la Iglesia frente al Estado y no dudaron un momento en dar su apoyo a tal idea, siempre y cuando esto redundará en la tranquilidad de la comarca y el bienestar del nuevo gobierno que se había implantado por primera vez en el antiguo virreinato.

Como los pobladores de entonces aún mantuvieran ingrata recordación de los frayles capuchinos, la relación entre la iglesia auspiciada por un obispo independiente debería estar supeditada primero a las potísimas razones que sobre administración de cultos expresara el gobierno civil, sin cuya autorización nada le sería permitido.

Lo anterior es sencillamente admirable si tenemos en cuenta que para 1810 no había en la Provincia Colegio ni Universidad, para permitir formar un concepto diferenciador y objetivo en quienes ahora aceptaban de buen gusto la erección de una autoridad eclesiastica pero concorde con los fines del nuevo gobierno que se estaba instalando.

La idea de separar la iglesia y el Estado, no se evaporó completamente ya que 52 años más tarde con la aquiescencia de lo más notable de las figuras políticas de entonces, -muchos de los cuales residian en Socorro- tal idea se hizó realidad.

Más tarde la erección de una sede diocesana en Socorro para 1895, cuando esta ya había sido desmantelada de todas sus prerrogativas políticas, administrativas y económicas, se convertia no en una deferencia con la ciudad como muchos piensan, sino en otro golpe mortal que el régimen de la época le propinaba al Socorro toda vez que ésta aún abrigaba la posibilidad de rescatar su hollada dignidad perdida desde los infaustos sucesos de 1886.

Existe una leyenda que incluso se ha colado sin mayor análisis en los flojos estudios académicos que al respecto se han realizado, según la cual, la sede diocesana se fundó para combatir la Logía Estrella del Saravita. Nada más indignante con los hechos históricos; la curia se instaló precisamente allí en Socorro, para poder acceder a los recursos y buenas dádivas de dicha organización, quienes negándose trasladar a la ultramontana pero ahora victoriosa Bucaramanga quedaba a la deriva y sin saber como utilizar los buenos manejos y contactos tanto políticos y económicos que sus miembros mantenían, ya que las grandes obras emprendidas durante período federal no tenian mayor relevancia con el cambio de la sede capital.

Lo lógico con el innombrable Adolfo Harker hubiese sido, que el partido conservador como deferencia hacía él no sólo le haya dado a su ciudad natal la sede de la capital como efectivamente ocurrió sino que como parte del ornato de la nueva sede de gobierno, le instalase mediante sus buenos oficios también sede eclesiastica ya fuera trasladando la sede desde Pamplona o creando una nueva en Bucaramanga. Situación nada inverosimil si tenemos en cuenta que la iglesia católica recuperó su ascendente entre la población y viejos privilegios pérdidos desde la época federal, gracias a las gestiones unilaterales del partido conservador, cuando este tomó el poder.

Nada pedido por tan ilustres miembros de la causa católica les sería negado. Sin embargo la situación no era para andar pensando en ornatos de aldeas convertidas de buenas a primeras y por obra y gracia de la convención del año 1886 en ciudad capital. No. Para entonces ya se venía venir los sucesos trágicos de la ínfame guerra conocida como de los Mil Dias y que tuvo a la ciudad de Socorro como sede de sus inicios bélicos en la finca La Peña. Con una sede episcopal, creyó la Regeneración aplacar los ánimos de los santandereanos tan ofendidos en su honor, con los sucesos de 1886, y específicamente influir en los áun revoltosos socorranos que no daban por perdido su condición de centro político.

No sucediendo nada de lo anterior, la sede episcopal se consagró a sacar sus mayores dividendos de la precitada organización que en muchos de sus casos costeó obras que hoy se muestran como avances de los primeros obispos pero que fueron en realidad obras realizadas por intermedio de la gestión de los miembros de la logía.

Pareciera insólito, pero luego de consumada la conflagración que "pacificó" al país y montado el partido conservador plenamente en el poder luego de 1903 - que costó para Colombia la pérdida de Panamá" ¿Que continuaba haciendo una sede episcopal en una supuesta aldea que como el Socorro, decadente y premoderna nos quieren mostrar los historiadores bumangueses? ¿ Por qué no se iba para servir de ornato a la ya asentada capital departamental? ¿que la detenía en un sitio que supuestamente no tenía nada que ofrecer?. Pues sencillamente para 1900 Bucaramanga apenas si comenzaba a emular al Socorro y a despegar como ciudad departamental, y aún existía interesantes recursos económicos que la curia podía utilizar, sin descontar claro está la misión "catequizante" que a través suyo, el partido en el poder podía realizar.

Lo curioso de esto es que la sede episcopal diocesana cambia de sede en 1928, bajo otra mentira que ha hecho escuela en dicha región: que el cambio de sede se hacia porque la Catedral de Socorro aún no estaba terminada. Falso de toda falsedad esta afirmación. Aunque efectivamente para la fecha la sede no estaba terminada, otras fueron las razones que motivaron este cambio y principalmente fundadas en cuestiones políticas.

Como la iglesia maneja tiempos diferentes al del común de la sociedad, los hechos que tuvo que padecer durante el período federal no los había olvidado, de hecho nunca los olvidó. Por tanto los acontecimientos que vivía el país desde 1925 y específicamente los movimientos sociales que comenzaban a sacudir al país en la zona bananera como en las petroleras, aunado al inminente cambio de régimen conservador que tanto los había consentido por uno liberal que infortunadamente mantuvo incólume -para infortunio del país- la mayoría de sus prerrogativas, le hacía necesariamente concebir la posibilidad de trastearse hacía un espacio seguro. Esta situación exagerada en todo caso por la iglesia -ya que la ciudad de Socorro en 1930 ya no sería la gran ciudad de 1885- permitió a la sede diocesana en Socorro -que nunca tuvo mucha aceptación allí- pensar seriamente el traslado de su sede, hacía un sitio donde estuviera menos expuesta y más proteguida por sus habitantes. La sede escogida: San Gil. ¿Por Qué?

San Gil siempre fue partidaria de mantener en lo político el stato quo, situación que más tarde le valío ser un importante reducto del partido conservador: véamos.
En primer lugar San Gil contrario al Socorro nunca estuvo de acuerdo con la idea de una emancipación política de España, su Rey y su Iglesia. Algunos historiadores consignan, que San Gil siempre se opuso a la Declaratoria de Independencia de Socorro el 10 de julio de 1810 y a su posterior constitución como Estado Libre e Independiente el 15 de agosto del mismo año. No. San Gil no solo se opuso a la independencia de Socorro sino a todo movimiento independentista en la Nueva Granada.

Aquella municipalidad tampoco aceptó la idea de separación entre iglesia y Estado o la constitución de una iglesia granadina independiente del Vaticano, tal y como se propusó en la ciudad de Socorro en 1811. Esta situación más que el concepto de independencia política fue la que motivó por parte del cabildo de San Gil la solicitud a Cundinamarca de incorporación a dicho Estado y posteriormente el ofrecimiento para invadir, anexar y someter a Socorro, como efectivamente sucedió en febrero 1812, pero para fortuna de los Socorranos e ira de los sanguileños, recuperada su soberanía poco después el 19 de julio de 1812 con la batalla de paloblanco, donde los Socorranos vencieron el ejército de José Miguel Pey, por entonces Jefe de las Fuerzas de Ocupación de Cundinamarca.

El 21 de febrero de 1816 con la derrota de los ejércitos socorranos al mando de su gobernador Custodio García Rovira en la famosa batalla de Cachirí, donde la provincia pierde su independencia, los habitantes de Bucaramanga, Girón y San Gil se apresuran ha manifestar su ardiente admiración por los ejercitos del Pacificador Morillo, mientras los restos del ejercito socorrano infructuosamente reorganizan una pequeña fuerza, que por lo precario de su dotación decide dirigirse al sur.

Pocos días después, el propio Pacificador Morillo comenta las diferencia entre sanguileños y Socorranos, -socorreños por aquel entonces- advirtiendo el buen recibimiento que le fue dispensado por dicha población, contrario a la desolación que encontró cuando arribo al Socorro y apenas unos pocos realistas le recibieron, pues los demás huían para no someterse al invasor.

Poco después y frente a la aptitud adoptada por el Virrey Montalvo debido a los desmanes del Gobernador Fominaya para con la población, situación que lo obligó a solicitar el traslado de este ultimo a otra gobernación; tanto el cabildo como los habitantes de San Gil, se desviven por este individuo que tanto daño hizó a la región y solicitan a Morillo lo mantengan debido "a los buenos servicios" que el ha prestado.

Aún más, San Gil ofreció al Gobernador Lucas Gonzales y a Fominaya en 1817 dotar un cuerpo armado denominado Leales lanceros de San Gil, con el objeto de combatir las guerrillas combinadas de la Niebla, Zapatoca, Chima y Simacota que por entonces y de forma valerosa para la memoria histórica de la nación combatian las fuerzas realistas, mientras se preparaba en el Casanare el Ejercito Libertador. El 22 de diciembre de 1817 en la batalla de la meseta, sitio visible desde la ciudad de Socorro y perteneciente al municipio del Hato Cerca a la quebrada Cinco Mil, estas guerrillas con la ayuda de las fuerzas sanguileñas fueron derrotadas, con una perdida de más de cuatrocientas vidas humanas.

Durante el período Republicano San Gil siguió manteniendo una aptitud conservadora, especialmente durante los conflictos de la Confederación Granadina y una vez ya existente el Estado Soberano de Santander. Su manifiesto apoyo a la causa gobiernista de Mariano Ospina le valió sendas felicitaciones por parte de los miembros de este partido, situación que reforzó con la ayuda que brindó contra el gobierno legitimo del Estado en las batallas de Corregidor, Porqueras y el Oratorio.

Además San Gil siempre vió como enemigos a los Socorranos cuando estos consideraron en 1820 con la visita de Bolivar a Barichara la necesidad que -Varaflorida, que entonces así se llamaba- tuviera su propio cabildo independiente de San Gil, como efectivamente ocurrió. Este problema se refuerza cuando desde Socorro se autoriza la creación del departamento de Charalá en la Patriotica ciudad del mismo nombre. Los sanguileños veían esto como injerencia de sus asuntos internos, desconociendo que todo pueblo tiene derecho a darse sus propias autoridades.

Su posición en la guerra del año 1876, 1885 1895 y 1889 definitivamente le granjearon el favor del partido de gobierno en el poder a tal punto que infructuosamente cuando en 1905 algunas personalidades del partido conservador entre ellos el presidente Rafael Reyes, reconociendo la importancia de la ciudad de Socorro en la creación de la identidad política nacional a lo largo de la historia y convencido de los excesos cometidos por el partido conservador en perjuicio de la región, al cambiar la sede de gobierno y aprovechando la feliz circunstancia de su política de creación de nuevos departamentos para combatir el gamonalismo existente, creó el Departamento de Galán destinado a ser gobernado desde Socorro, lo anterior como simbolo de expiación con tan importante ciudad. Infortunadamente elementos poco ilustrados del partido y pertenecientes al viejo movimiento de la Regeneración, no permitieron hacer realidad tal designación. En su lugar San Gil fue escogido como sede de gobierno, pero debido a lo artificial de la asignación, por no tener esta población antecedentes patrióticos, históricos, políticos, administrativos y económicos, esta falsa situación no se pudo mantener.

Curiosamente se mencionó que dicho departamento no sobrevivió debido a que no cumplía los requisitos exigidos para su superviviencia. Falso. Simplemente los intereses de otros conservadores tenían presupuestado otro plan: la creación del Departamento de Norte de Santander, tan solo uno año despues de extinguido el de Galán, en tierras aun más conservadoras


Con estos antecedentes La Curia diocesana, cuando vió próximo el fin de la Hegemonia Conservadora en 1926, con la elección del último presidente conservador, no dudo en considerar a San Gil como el sitio perfecto para atemperar, inclusive preferible a Bucaramanga, la cual ya estaba siendo tentada por movimientos sociales originados en Barrancabermeja que le eran adversos a su causa.

Todo esto permite inferir como queda demostrado que a Socorro nunca le quitaron nada, como tampoco fue por su pobreza o por la falta de un buen templo que la sede se traslado,-sin él la sede estuvo en Socorro más de 30 años- si así fuera, ésta hubiera regresado en 1947 cuando el templo se terminó y curiosamente, bajo nuevo gobierno conservador al mando de otro Ospina. Pero también muestra que no es ningún mérito de San Gil el tener una sede diócesana, fue solo una circunstacia del destino político y una aptitud progresista de las gentes del Socorro, quienes siempre se han negado a ser gobernados por cuestiones que se separen demasiado del concepto de la razón.

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