martes, 16 de octubre de 2007

¿Debe existir museo de Arte Religioso en el Socorro?

Un gratísimo amigo de vieja data con su caracteristico semblante de verticalidad que hace honor a su tierra hoy santandereana, me pregunta con cierta distancia pero inserta de jovialidad, que no sé si interpretarla como desafio o rezago de ese humor negro que durante el último período del siglo XIX identificó particularmente a los santandereanos, por su entonces forma de entender y hacer la política, -pero que por cuestiones hoy poco investigadas se atribuye inmerecidamente -al humor negro me refiero- como cualidad escluyente de los cachacos bogotanos- "y qué hay del ropero de los curas ¿ también lo lleván a los museos o definitivamente estamos condenados a no privarnos de la santa misa?

Esto en referencia, - luego me advertiría mi apreciado condiscipulo frente a la perturbación que originó en mí una cuestión tan poco clara como lo fue la formulación de su pregunta- a la idea de impulsar una renovación en el concepto de administración de la gestión cultural que hipotéticamente ejerce la hoy Casa de la Cultura. Específicamente, sobre la posibilidad de crear centros de investigación paralelo a la función de museo que estas instituciones, en la eventualidad de existir, tendrian necesariamente que ejercer y que fue el tema central del anterior artículo aquí publicado. Aunado a la posibilidad de existir un museo de arte religioso. Su tema de interés en esta ocasión.

Por la oportunidad que este incidente me brindó para precisar y aclarar mi punto de vista sobre la creación de una red de museos en la ciudad de Socorro, considero de mayor interés publicar las particularidades que sobre el asunto exponía al mencionado amigo frente a la viabilidad de un museo de arte religioso.

En primer lugar soy partidario que no existe esfuerzo inválido, por pequeño que este sea, cuando se tiene por objetivo, la formación, conservación y divulgación de conocimiento científico a través del medio que las circunstancias impongan, en este caso a través de la función que los museos, de contenido cientifíco, histórico y artistico, siempre y cuando se realice bajo los parámetros propios que la difusión objetiva del conocimiento impone para el ejercicio de la conservación del patrimonio cultural en sus diferentes aspectos, incluído por supuesto el religioso

Por ello considero que la creación de un museo de arte religioso en dicha ciudad amerita todo la atención y demanda toda la solidaridad que tanto autoridades como particulares puedan brindar, para la viabilidad en la creación que una institución de estas caracteristicas demanda

Aclaro que la conformación de un museo de estas caracteristicas no era uno de mis objetivos, entre otras razones, porque esa función no esta asignada a la hoy Casa de la Cultura de Socorro, y por tanto, no fue razón fundamental para solicitar anteriormente la descentralización de las funciones que este centro hoy desempeña.

En cuanto tiene que ver propiamente con un sitio que sirva como albergue del museo, algunos opinarán -como antes lo hice yo- que lo ideal sería rescatar una de esas viejas casonas hoy a punto de venirse al piso, para tan grata labor. Y entre ellas, que mejor que la antigua Casa del canónigo Andrés Rosillo. Hoy me inclino, en el hipotético caso de que exista un museo de arte religioso en Socorro, que su sede no podría ser otra que la actual concatedral. Estas son mis razones para optar por tal sitio:

1. La catedral de Socorro es una de las joyas arquitectónicas -por su diseño y ornato única en el país- de carácter religioso más sofisticada en Colombia que describe una transición de siglo como lo fue del XIX al XX.

2. Corolario de lo anterior es que el museo sería de arte religioso no de arte religioso colonial, que infortunadamente para el segundo caso, no ameritaria, con lo que posee Socorro la apertura de una institución de dichas caracteristicas.

3. La catedral como tal se inscribe en un perído histórico fundamental para Colombia como lo fue la adopción de un sistema federal pleno. Pues su nacimiento se planeó precisamente para embellecer la entonces Ciudad Liberal de Colombia.

4. Como no es sede episcopal -desde 1947, al menos en cuestiones estéticas, todos los obispos de aquella diocésis han dado muestra feaciente de su poco buen gusto en materia de arquitectura, diseño y belleza, al optar no tener su sede en uno de los templos más espectaculares de toda la geografia nacional- no inquietaria demasiado transformar y compartir su uso de uno exclusivamente religiso a otro cultural.

5. Hasta donde mi conocimiento alcanza, solo existe el decreto JAMDUDUM emitido por León XIII el 20 de marzo de 1895, que crea la diocésis de Socorro. Nunca, ese decreto fundante de derecho canónigo creó algo que se llamará diocésis de Socorro y... San Gil. Por tanto, y a menos que exista otro decreto papal donde se traslada la sede diocesana de Socorro a San Gil- que no lo creo, la sede diocesana aún se encuentra en Socorro. A menos claro está, que los arzobispos primados - no nombro al Nuncio Apostolico porque sus funciones son de representación entre Estados, en esta caso entre el Estado Colombiano y el Vaticano y no entre el Vaticano y la Iglesia colombiana, ya que esto implicaria la separación para Roma su separación de la iglesia catolica de Colombia, cuestión que obviamente no existe- o sus obispos esten autorizados para trasladar PERMANENTEMENTE sedes episcopales, situación que tampoco creo, debido entre otros a los antecedentes ingleses del siglo XVI que Roma desde entonces ha querido evitar. ¿Qué sucede entonces? que la sede diocesana esta trasladada desde 1928- por razones justificadas de la época como fue la terminación de la catedral de Socorro- de forma temporal a San Gil e injustificada o justificadamente, pero en todo caso no en derecho canónigo, ésta no ha regresadao a su asiento original que es Socorro. Lo que implicaría que técnicamente podría demandarse de Roma el asiento de dicha diocésis a Socorro, cosa que nos llama poderosamente la atención, que luego de más de cincuenta años de inagurada la nueva catedral, la curia diocesana no haya regresado y que nadie en Socorro así lo haya demandado.

6. Esta pequeña sintesis histórica es importante porque demostraría frente a la iglesia en Roma -técnicamente propietaria del templo- y frente a las autoridades de Cultura nacionales - encargadas de velar por el patrimonio cultural de la nación, en este caso, el templo que se construyó con trabajo de la provincia-, el abandono a que ha sido deliberada y continúamente sometido por parte de las jerarquias catolicas, que aún sabiendo que es el templo no solo más importante de dicha jurisdicción sino uno de los más importantes del país, no lo tienen como sede episcopal, sino como una simple parroquía más, aun cuado con el flojo argumento aleguen que es vicaria episcopal. Eso no es nada. La cuestión principal, es que al no ser sede diocesana, su preservación y mantenimiento se hace mucho más difícil ya que sus recursos vienen a ser los de simple parroquía con el adulador término de concatedral, definición que sólo sirve para aplacar ánimos en el Socorro, pues a todas luces se deduce, que si este mágnifico templo fuera el asiento del Obispo su deteriorado estado actual, nunca se hubiera presentado o hubiera sido mucho más fácil su preservación.

7. En este sentido los Socorranos pueden demandar con toda justicia que la jerarquía católica nunca se ha interesado por este importante lugar, hoy patrimonio nacional y que tanto costó en su momento construir para las generaciones pretéritas. Lo que de consuno le obliga a la comunidad socorrana a optar para que dicho bien, sea administrado por una entidad cultural como puede ser la Dirección Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura u otra autoridad competente en la materia, sin perjuicio de que allí se sigan celebrando reuniones de rito catolico.

8. Bajo cualquier explicación la ciudad de Socorro no puede permitir que la administración de tan importante joya arquitectonica continúe en el privativo manejo del párroco del turno que se considera sin responsabilidad alguna bajo la pretendida separación Iglesia-Estado que hoy garantiza de forma fervorosa nuestra Constitución Política, olvidando que dicho templo es la identificación misma de un momento histórico de gloria comunera, que su pueblo no puede permitir se le siga deteriorando más.

9. Socorro hace mucho tiempo perdió lo más importante de su arte religioso. Primero fue expoliado por los frayles capuchinos que en 1810 y luego en 1816 se llevaron consigo lo más valioso del antiguo convento y de la capilla de Santa Barbara. Luego muchas de las alhajas y pinturas del Templo Chiquinquira y de Nuestra Señora de Socorro tuvieron que ser vendidas para hacerle frente a la campaña independentista desde 1819 a 1825. Más tarde el propio cura del antiguo templo de Nuestra Señora de Socorro debió vender las alhajas de este templo para poder iniciar la costrucción del actual templo.

10. Lo anterior sin mencionar que en el actual templo el cuadro principal tiene acceso no restringido desde el interior de su templete por parte de cualquier persona, sean acolitos y benefactores. Cosa que curiosamente afecta los adornos de que ha sido revestida en varias ocasiones dicho cuadro como la última en 1986.

11. Igualmente y de forma irresponsable un cura sin el menor reato de responsabilidad social transformó la pequeña capilla de esta catedral en un trozo de osario común que afea y envilece la naturaleza arquitéctonica de dicho templo, bajo el supuesto excusable de una forma de ganar unos "centavitos para el mantenimiento de la parroquia" olvidando que desde inicios del siglo diecinueve se había prohíbido el entierro y mantenimiento de restos humanos en templos, para evitar las pestes que afectaban a la población en ese entonces. Este cura no tuvó reparo alguno en reiniciar tan necrofilas conductas. Ninguna de nuestras catolicas autoridades se ha pronunciado al respeto tal vez bajo el falso imponderable de la separación de jurisdicciones.

12. El Hermoso Organo Alemán que por mucho tiempo acompaño ese bello templo y que fue único en su clase ya no existe y no se sabe donde se encuentra. Nadie reclama. Nadie reconoce como suyo un patrimonio común que por muy catolico que sea es primero patrimonio de todos los socorranos y colombianos.

13. por ultimo sus lamparas de cristal se encuentran en mal estado, sin contar sus marmoles y los tristemente y feos vitrales construidos en el país que hoy comienzan poco a poco a adueñarse de ese bello templo. Lo anterior constituye simbolo de la desidia y el mal gusto, que la irresponsabilidad de los socorranos por su patrimonio cultural, ha permitido que parrocos sin visión implanten en un lugar que costó mucho definir en el buen concepto artistico de ese sí gran Hombre Monseñor Ardila quien doto bellamente dicho edificio. Una prueba más del pésimo gusto de obispos y parrocos que por allí han pasado. Ojalá algún día los seminarios instituyan en su pénsum clases de arte para evitar a futuros desmanes como los que aquí se enumeran.

12. Por lo anterior, si se hace realidad el proyecto de convertir la catedral en patrimonio cultural de la nación, el gobierno y la comunidad socorrana debe imponer la inexorable condición de co-administrar dicho edificio, y aunque mucho se queje la curia, las gentes deben recordar que ella misma es la gran culpable de que el templo este como este, debido a la desidia con que lo ha administrado. ¿Qué gran obra ha hecho la curia? desde que el templo fue terminado? ninguna.

13. Una vez cumplidas y realizadas estas condiciones, es viable estudiar la adecuación de este sitio como museo -que de por si ya lo es- arrquitectónico de arte religioso.


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